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Los enfoques críticos son hoy en día objeto de repetidos y graves ataques dentro y fuera de las universidades en casi todo el mundo. Esto es a pesar de que son probablemente una de las claves para afrontar los complejos y variados desafíos mundiales a los que nos enfrentamos en la actualidad. No sólo como parte de un proyecto de deconstrucción al que muchas veces los asignamos por pereza, sino para arrojar luz sobre las posibilidades de transformación. Las escuelas de gestión asumen su parte de la responsabilidad en la producción de un mundo descompuesto o a la deriva en diversos aspectos. Los estudios críticos contribuyen a este trabajo de des(re)construcción de conocimientos, identidades, prácticas y discursos. Cuestionan, aún insuficientemente y notoriamente dentro de las comunidades francófonas, los marcos mismos de (co)producción y de transferencia de estos conocimientos particularmente destructivos: las escuelas de gestión, nuestras escuelas. Crear espacios críticos. Desde 2011, se ha formado una comunidad en torno a las perspectivas críticas en la gestión, bajo el impulso de las Universidades de Lovaina, Paris-Dauphine y Montpellier, y se manifiesta cada año con la organización de un seminario. En octubre de 2019, la Escuela de Ciencias de la Gestión de la Universidad de Quebec en Montreal organizó este seminario y fue sede de una jornada de investigación dedicada a las escuelas de gestión, objetos de la crítica pero también partícipes de la resistencia y (su) transformación. La revista Management international acordó publicar una convocatoria de artículos dedicada a estos temas. Les ofrecemos aquí una selección de trabajos al final de un proceso de evaluación siguiendo las reglas habituales. Agradecemos calurosamente a todos los colegas que apoyaron el proceso de revisión con amabilidad y altos estándares.

La publicación se abre con una propuesta de ensayo de los editores invitados que sitúa el tema en conversaciones actuales dentro de los estudios críticos de la educación en administración. El ensayo explora una serie de cuestiones importantes que desafían y deben preocupar a las escuelas de gestión como actor social así como organización.

El salón de clases ocupa un lugar especial en esta publicación como lugar para experimentar con las posibilidades críticas de transformar las escuelas de gestión. Los primeros tres textos nos invitan así a reflexionar sobre las formas en que la enseñanza crítica puede ser guiada a deshacerse de la posición sobresaliente en la que el maestro es quien domina e imparte la forma correcta de ser crítico. Se trata de hacer surgir una variedad de operaciones críticas sin jerarquía en los estudiantes, de aceptar y recibir lo inesperado, los imprevistos, propios del mundo (organizacional) y del aprendizaje, y de crear las posibilidades de conexión con este mundo.

Emmanuel Bonnet, Pascale Borel y Daniela Borodak cuestionan las posibilidades de la experiencia estética como palanca para transformar la educación de la gestión para responder a las críticas de las escuelas de administración. Para los autores, se trata de tener en cuenta los aspectos sensibles de la experiencia de aprendizaje, en lugar de favorecer modelos abstractos y normativos. Proponen, desde una perspectiva pragmática, considerar el análisis del problema, cuyo resultado no es predecible, como vector de transformación. Para esto, una observación etnográfica les lleva a estudiar el desarrollo de un taller de inmersión en una escuela de gestión: se instruye a los estudiantes a diseñar y crear un modelo en cuatro días, tomando como punto de partida un tema que deliberadamente se deja poco definido. El artículo destaca la importancia de definir imprevisto como el mantener nuestra atención abierta a lo impredecible, acción que podría beneficiar la transformación de la enseñanza en las escuelas de gestión. Los autores muestran la importancia de la reinversión del espacio de aprendizaje, definido como una experiencia para ser vivida, haciendo evidentes las posibilidades no realizadas pero presentes en las escuelas de gestión.

La enseñanza de gestión se mantiene dominada por modelos, dispositivos y recetas que parecen poco perturbadas por las reiteradas crisis que atravesamos. Jean-Luc Moriceau, Isabel Paes y Robert Eahrhart sugieren que la exclusión de los aspectos emocionales de la comprensión y experiencia de la vida organizacional constituye el mayor desafío pedagógico. El uso de una película puede entonces olvidarse de su “función” de ilustración o de metáfora de la gestión, o incluso de elaboración de nuevas formas de gestión. Permite la intrusión de la vida y del mundo en la gestión creando una intranquilidad, afectando el punto de vista, sacando a relucir el discurso pero también el silencio o construyendo brechas que se pueden agrandar. Más aún, la experiencia de una clase en torno a una película permite conectar a un grupo de estudiantes con el mundo.

El texto de Nicolás Balas aborda un tema importante de los estudios críticos en la educación en gestión: la difícil reconciliación desde un punto de vista pedagógico entre la normatividad crítica del docente y la capacidad de los estudiantes para generar sus propias formas de crítica. Enfrentándose a la imposibilidad de que la normativa crítica considere la emancipación de los estudiantes, el autor se apoya en el “método de la igualdad” de Rancière para definir los conceptos que permiten sobrepasar esta paradoja: las condiciones que llevan a la ignorancia del maestro, la exigencia de que los estudiantes tengan la voluntad de emanciparse, y la necesidad de actualizar los postulados de igualdad, él trata de incluir estos conceptos en situaciones pedagógicas concretas vistas dentro del marco de investigación-intervención que une a los estudiantes. Con todo, Nicolás Balas nos cuestiona sobre las condiciones de una normatividad mínima que no perjudique a los estudiantes y sugiere renunciar ante todo a cualquier tipo de jerarquización en las formas de emancipación adoptadas por los estudiantes.

Los tres textos siguientes cuestionan las posibilidades de crítica en las escuelas de gestión, consideradas como formas establecidas de educación, en un mundo profundamente caótico, donde la responsabilidad de las mismas escuelas ya no puede ser eludida. El Antropoceno sacude la imaginación de todos los actores en escena: estudiantes, profesores y ejecutivos. La urgencia de los temas lleva entonces a los docentes a desarrollar formas de activismo colectivo para cambiar los marcos de la acción educativa y posibilitar otros paradigmas. Las formas dominantes de ver también son legados coloniales o imperialistas que las escuelas de administración en el Sur deben aceptar, siendo sujetas a mandatos de conformidad, a veces en competencia. Desarrollan formas imperfectas de resistencia a través de la hibridación para resistir posibles epistemicidios.

La ausencia de imaginación en cuanto a la comprensión e integración de las cuestiones climáticas, particularmente en las escuelas de gestión, impide que se alineen el mundo de las organizaciones con el mundo de la prueba del Antropoceno, dicen Diego Landivar y Sophie Marmorat. Los autores instalan en una escuela de administración un mecanismo educativo destinado a hacer surgir nuevos supuestos alineados con una situación ecológica y climática crítica. Es por tanto un acercamiento crítico a través de la inmersión. Su investigación tiene como objetivo, notablemente, comprender la recepción por parte de los interesados (estudiantes, profesores, dirección) y, en particular, comprender completamente los problemas críticos del Antropoceno cuando nuestras imaginaciones se ven perturbadas. Los autores muestran la diversidad de los supuestos producidos particularmente por los estudiantes destacando en particular la variedad de lugares donde emergen estos supuestos: tanto a escala local como a gran escala, mediática o ideológica. Cuestionan su potencial adaptación a acciones o prácticas y señalan la necesidad de comprender los mecanismos, en particular de apoyo, que permitan cambios concretos. Además, si la experiencia pedagógica resalta la forma en que el Antropoceno cuestiona el gerencialismo, también nos lleva a considerar lo no humano como punto de producción de una visión crítica del mundo. Finalmente, la ausencia de intención ética que preceda a la experiencia pedagógica permite comprender las condiciones en que emergen las operaciones críticas en los estudiantes mientras se producen situaciones de aprendizaje particularmente riesgosas.

Cédrine Joly, Myriam Kessari, Magalie Marais y Maryline Meyer al mismo tiempo cuestionan el lugar de los profesores como partícipes en la transformación de sus escuelas de administración. A través de una autoetnografía colectiva, las autoras destacan las posibilidades y desafíos de resistir la intrusión de formas dominantes en las prácticas de enseñanza e investigación en torno a la responsabilidad social y ambiental de las organizaciones. También consideran las posibilidades concretas de inventar y mantener formas de resistencia colectiva y activista. Este ejercicio reflexivo les permite, en particular, resaltar el trabajo identitario de los docentes que actúan al margen de un sistema dominante mientras atienden las demandas de legitimidad. Ofrecen una gama de prácticas cotidianas de resistencia en el trabajo en su contexto y muestran la forma en que el colectivo activista evoluciona a lo largo del tiempo de acuerdo a los cambios y la variación de lo que es dominante.

El artículo de Bilyaminou Dan Rani Guero y Birahim Gueye cuestiona la capacidad crítica y emancipadora de las escuelas de gestión en el contexto de una relación dominante entre Norte y Sur que se refleja tanto en las asociaciones como en la adopción de estándares de calidad supuestamente neutrales. Los autores entregan un estudio etnográfico situado a través del African Institute of Management, opuesto a las influencias de sus socios así como contrapuesto entre las formas de dominación. Detrás de una retórica complaciente a las expectativas de los socios, la escuela de gestión activa una lógica de apropiación\deformación que se adapta notablemente en prácticas no declaradas de subversión de las normas que permiten la preservación de los bienes culturales locales. El proceso de hidratación, sin embargo, no conduce, según los autores, a un modelo híbrido idílico. Evocan el riesgo de “xessalización” que finalmente lleva a la hibridez a alojarse en espacios irrisorios.

Finalmente, nos complace dar la bienvenida a tres contribuciones invitadas, cada una de las cuales refleja un problema diferente planteado a las escuelas de administración, al investigador crítico y a las comunidades que se reconocen en los enfoques críticos de la administración.

Ana María Peredo comparte en su texto experiencias de violencia epistémica e injusticia en la Escuela de Negocios vividas tanto por profesores como por estudiantes de comunidades indígenas. Ella muestra cómo el conocimiento de origen indígena es sistemáticamente inferiorizado en las interacciones sociales entre pares y dentro de la institución. Una continua referencia al conocimiento dominante que disciplina al investigador en la elección del objeto de sus estudios y formas de hacer las cosas se acompaña de una violencia simbólica que es ejercida verbalmente pero también por la referencia a un orden social. Los pocos estudiantes indígenas formados en la escuela de gestión se ven, a su vez, transformados por la educación en gestión del norte global en mensajeros del orden liberal dominante que disciplinan a sus comunidades. Los numerosos intentos de transformación de los currículos universitarios resultan en una virtual ausencia de voluntad para ampliar nuestra manera de ver las cosas y arraigar la formación en epistemologías, conocimiento y prácticas indígenas que no se ajustan a los supuestos dominantes en los negocios.

Posteriormente, el texto paralelo ofrecido por Sadhvi Dar proporciona una narrativa contraria a Dark Academia de Peter Flemming al conmocionar las lógicas y suposiciones centrales del libro en cuanto a las formas de resistencia en las universidades británicas. Más específicamente, el autor invoca la concepción sureña (Southernizing) como una estrategia destinada para irrumpir las normas herméticas de blanquitud que estructuran las narrativas hegemónicas de la desaparición de la universidad en la sociedad. Al movilizar una política de escritura que es a la vez auto-etnográfica y experiencial, el texto abre un espacio para historias basadas en experiencias vividas de activismo en diálogo con diversos otros. El texto contradice la desesperación que subyace Dark Academia, al proponer que la universidad es un lugar de lucha en el que los movimientos antirracistas y descolonizadores luchan por su supervivencia y su derecho a existir.

Finalmente, en una discusión que tuvieron Martyna Śliwa y Ajnesh Prasad durante una asamblea de la academia de gestión en 2021, reubican los problemas de los enfoques críticos en la gestión en la trayectoria “individual” de ella. Śliwa menciona en particular la necesidad de equilibrar las presiones institucionales que fuerzan el productivismo con la pasión por la investigación, pero también evitando el agotamiento y el trabajo excesivo. También invita a organizar la comunidad de la CMS de la forma en que a sus miembros les gustaría que se organizara el mundo en crisis, en particular, ideando formas democráticas alternativas. La organización de la CMS ha comenzando a abandonar los principios jerárquicos y excluyentes que han impedido la expresión del pluralismo, así como producir un impacto real. Debemos cuestionar nuestras propias prácticas. Estar atentos y conectarse a todas las formas de espacios. Practicar la generosidad.