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La reflexión que llevó a establecer esta temática tuvo lugar antes de la pandemia. Como editores invitados, queríamos intentar ilustrar el papel que un espacio de coworking podría tener para un emprendedor. Es decir, ¿en qué medida este tipo de lugar podría representar una fuente de recursos para la comunidad emprendedora? Queríamos ver varias propuestas de definiciones, una génesis (u orígenes) de terceros lugares en general y espacios de coworking de manera más concreta. También esperábamos enfocarnos en los espacios de coworking, en diferentes regiones y / o países, para resaltar la complejidad y diversidad del proceso, o los métodos de gobernanza y gestión (o administración) presentes en dichos lugares.

A través del contenido de este número estas expectativas iniciales parecen haberse cumplido, pero más allá de eso, este número también ayuda a dar más detalles sobre los perfiles, las trayectorias profesionales y las motivaciones de los emprendedores que usan el espacio de coworking (ya sean miembros, usuarios o fundadores). También demuestra la diversidad de formas de aprendizaje colectivo que existen dentro de los espacios de coworking, pero también las cuestiones geográficas (como la ubicación dónde se realizan actividades o la movilidad de las personas), lo que lleva al movimiento del emprendimiento colectivo.

Además, más allá de nuestras expectativas, las propuestas seleccionadas también demuestran la diversidad de situaciones que puede vivir un emprendedor, incluso en un espacio de coworking, pues al utilizarlos no asegura el networking y el éxito empresarial. Muy a menudo los espacios de coworking proponen beneficios, sin embargo, también tienen ciertas imperfecciones. Presentados como lugares de libertad, algunos de los autores de este número han demostrado que se puede producir una jerarquía. Utilizados como ejemplo de un lugar de colaboración y apertura, algunos artículos también describen la presencia de formas de rivalidad. En definitiva, este tema contribuye a una mejor comprensión de los métodos de funcionamiento de un espacio de coworking y su efecto potencialmente positivo para los emprendedores. Al mismo tiempo clarifica el tema y resalta que este impacto beneficioso del lugar no se adquiere. Los escenarios posibles son numerosos y las situaciones pueden ser más complejas de lo que parecen.

Finalmente, desde el momento en el que se publicó este número, han pasado ya dos años de la pandemia. El Covid-19 también parece haber redistribuido las cartas de manera diferente. Algunas actividades de emprendedores, al igual que algunos espacios de coworking han cesado su actividad, también se han creado otros proyectos y otros lugares. La pandemia ha acentuado aún más e incluso, hasta cierto punto, ha trivializado la posibilidad de teletrabajo desde casa y ha exigido tiempo, al igual que la organización del trabajo tradicional. Como algunas personas y algunos proyectos no son necesariamente aptos para trabajar desde la casa, también podemos observar efectos negativos si solo se hace teletrabajo. En este sentido, para la actividad de los emprendedores, el espacio de coworking puede brindar una opción interesante, entre la clásica oficina y el hogar. La frecuencia en el uso de espacios de coworking podría ser, por tanto, una solución híbrida que permita el teletrabajo, pero sin los riesgos de aislamiento que podría sentir un trabajador o un emprendedor que trabaja desde su casa. Por lo tanto, estos lugares parecen poder seguir existiendo, incluso en un mundo post pandémico al que queremos llegar fervientemente por ahora.